30 junio, Álava
Pudimos disfrutar de un total de 82 vehículos con una antigüedad mayor a 25 años, de los cuales 69 fueron coches. En este grupo pudimos disfrutar de toda clase de vehículos. Desde Volkswagen Golf GTI, pasando por varios Seat 127, Seat 1500, Seat 600, Volkswagen escarabajo, Toyota Célica, varios Mercedes, Corvette, Jaguar, Renault 4, Renault 6... en resumen, que pudimos ver y disfrutar de una infinidad de clásicos y de todas las marcas y modelos.
Otra clase de clásico fue el autobús Setra que desde la empresa vitoriana Autobuses Alegría Hermanos nos hizo recordar a todos aquellos maravillosos momentos en los que en nuestra infancia íbamos al colegio y de excursión. Es una pieza bastante difícil de ver, ya que hay pocas unidades de autobuses restauradas en este estado tan precioso.
También pudimos disfrutar de dos auténticas joyas de la carretera y del transporte. El primero de ellos es un camión Ebro D150 restaurado en su totalidad y en perfecto orden de marcha y también precioso. Nos cuenta su propietario Víctor que está muy orgulloso de tenerlo pero que se le hacen largos los paseos en él ya que su velocidad subiendo y bajando las carreteras que tenemos por esta zona el pobre clásico va muy despacito.
La otra joya del transporte por carretera nos llegó de la mano de Alejandro, un camionero alavés que en la actualidad conduce un moderno camión pero que le encantan los clásicos, por lo que posee dos camiones clásicos en su garaje. Nos visitó con un Ford 817 T. Los más jóvenes lo miraban con gran admiración y a la vez asombrados viendo cómo Alejandro movía su volante con esfuerzo para hacer las maniobras de aparcamiento.
Hubo 8 motos, desde la clásica de montaña hasta una Vespa digna de ver. También pudimos ver dos tractores Massey Ferguson en perfecto estado.
Algunos de los vehículos quedaron estacionados todo el día en Baroja, pero la mayoría, incluidos los camiones, nos fuimos a dar un pequeño paseo hasta un pueblo cercano llamado Pipaón. Allí y gracias a la Junta Administrativa pudimos disfrutar de un almuerzo preparado para todos los participantes.
Después del almuerzo y montados en nuestros clásicos volvimos a Baroja donde pudimos bailar con una txaranga, y al mediodía disfrutar de una estupenda comida y posterior sorteo de regalos.
Agradecer a todos los que se acercaron con su clásico y fueron los protagonistas del maravilloso día que pasamos, que sin ellos no hubiera sido posible.
En resumen, que fue un día fantástico disfrutando de lo que más nos gusta, los vehículos clásicos.